Los mininos odian el agua. Los arañazos, mordiscos y diversas acrobacias que hacen para huir de ella no dejan lugar a dudas. Pero lo creas o no, bañar a tu gato con éxito, es posible… Te damos siete consejos para lograrlo.
Todo a mano
Imagínate sujetar a tu gato enfurecido con una mano mientras buscas el champú con la otra. Para evitar esta escena de película de terror, ten todo lo necesario a mano: champú, toalla, cepillo, chucherías, etc. Ah, y cierra la puerta. ¡Intentará escapar!
Masaje relajante
Un cepillado suave o un masaje servirán para relajar a nuestro gato, que asumirá el momento del baño con más facilidad. También conviene jugar un rato con él para cansarle.
Llenar previamente la bañera
Podemos usar la bañera o, si nos resulta más cómodo, otro recipiente poco profundo. En todo caso, debemos llenarlo de agua templada previamente, ya que el sonido del grifo podría asustar a nuestro gato.
Primer contacto con el agua
Es el momento más delicado. Hay que introducir al peludo en el agua muy poco a poco, sin perder la calma. Podemos animarle a meterse en la bañera mediante juegos y golosinas, siempre con el máximo cariño.
Mojarlo poco a poco
Debemos mojar primero las patas. Si todo va bien seguiremos con el resto del cuerpo, pero si el minino se asusta demasiado, lo mejor será retomar el baño en otro momento. De lo contrario, su miedo aumentaría.
Aplicar el champú
Una vez hayamos mojado todo su cuerpo, aplicaremos un champú para gatos en dirección al crecimiento del pelo. Para lavar su carita, tenemos que humedecer un paño o toalla con agua y champú y masajearla suavemente. Después hay que enjuagarlo muy bien para retirar los restos del producto.
Secar bien
¡Ya casi has acabado! Sólo queda secar el pelo de tu gato frotando con una toalla, como si lo estuvieras acariciando. Si tiene el pelo largo y admite el secador, puedes usarlo. De lo contrario, elimina toda la humedad posible con la toalla y deja que termine de secarse en un espacio cerrado y cálido.
