Para evitar problemas de salud en nuestro perro es fundamental controlar el estado de su dentadura. Te damos algunos consejos para que puedas hacerlo de forma fácil y rutinaria.
Cepillado
Es la mejor manera de cuidar los dientes de nuestro perro, pero debemos acostumbrarle desde que es cachorro para que se lo tome como un juego y no como algo molesto. Conviene iniciar el cepillado cuando el animal tiene alrededor de tres meses, puesto que en esta etapa se acostumbrará a la sensación del cepillo.
Comienza cepillando de forma muy suave, para que la sensación sea agradable y le permita acostumbrarse.
No olvidemos que para el cepillado siempre hay que usar crema dental para mascotas, puesto que la nuestra es tóxica para ellos.
El tipo de cepillo y forma de cepillado vendrá recomendado por nuestro veterinario, porque esto dependerá de cada perro y de su adaptación a este hábito rutinario.
Además, una vez que acabemos de cepillarle los dientes, debemos premiarle para que asocie esta rutina con algo positivo.
Líquidos para el agua
Si la tarea del cepillado nos resulta imposible, existen en el mercado varios productos para añadir al agua de nuestra mascota que contribuyen a mantener la higiene dental. Es una buena solución para lograr unos dientes limpios y saneados.
Huesos, barritas y juguetes
También podemos comprar juguetes y alimentos especialmente indicados para fortalecer las encías y dientes de nuestro perro. Las barritas de sabores son una buena opción, puesto que además de ser muy sabrosas ayudan a mantener los dientes sanos y fuertes.
Piensos
Si nuestro peludo padece problemas dentales, conviene ofrecerle un pienso que reduzca la placa dental, el mal aliento y la acumulación de sarro. Hay varios tipos en el mercado, solo tienes que elegir el que más te guste.
Acude al veterinario
Nada mejor que acudir al veterinario si notamos que nuestra mascota tiene dolor en las encías o dificultad para morder. Un profesional nos ayudará a elegir entre las opciones de higiene dental más recomendables para nuestro perro. Además, como método de prevención, conviene que un veterinario revise la boca de nuestro can cada cuatro meses, para evitar futuros problemas dentales.