Seguramente hayas escuchado alguna vez que los perros pueden reconocer a las malas personas. Esta teoría, que hasta ahora había sido algo incierta e incluso considerada un falso mito, acaba de ser confirmada por un equipo de científicos. Te contamos las conclusiones de este sorprendente estudio.
El estudio
Esta investigación ha sido llevada a cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Kioto y publicada en la revista ‘Neuroscience & Biobehavioral Reviews’.
Para ello, se necesitó la participación de 54 canes y de sus dueños. A cada uno de estos últimos se les ofreció un frasco y se les indicó que pidieran ayuda a dos actores facilitados por el centro para abrirlo. Todo esto bajo la atenta mirada de sus mascotas.
Mientras que uno de los acores se mostraba dispuesto a ayudar, el otro ignoraba la petición. Después de esto, ambos debían ofrecer una galleta a los animales. La mayoría de ellos mostraron rechazo o desconfianza hacia la persona que no había ayudado a su dueño.
Animales sociales
Tras esta observación, los científicos no dudaron en extraer una importante conclusión: los perros pueden diferenciar entre las buenas y las malas personas. Pero, ¿cómo? El secreto reside en sus capacidades sociales.
No hay que olvidar que el perro convive con el hombre desde hace más de 15.000 años, e inevitablemente ha asumido muchas de sus características. Puede decirse que ha aprendido a identificar las emociones humanas.
Y al ser un animal social, conoce perfectamente el concepto de ayuda y cooperación, algo que podemos comprobar observando el funcionamiento de las manadas de lobos, sus ancestros más directos.
Conocen su entorno
Al contrario de lo que a veces se cree, estos animales comprenden las interacciones entre los seres humanos. “Los perros no sólo son observadores pasivos de las interacciones de otros individuos, también prestan atención a los resultados de la interacción con las personas y evalúan cómo se comportan los actores, para así hacer uso de esa información y tomar una decisión sobre cómo actuar”, explican los artífices de este estudio.
Estas palabras cobran un sentido especial para todos aquellos que conviven con canes y pueden observar cada día la empatía y la compleja interacción social de sus peludos. Podría decirse incluso que, en ocasiones, nos sacan una gran ventaja.