Las mascotas también ocuparon un lugar muy importante en la vida de personajes célebres como Alfred Hitchcock, Pablo Picasso, Marilyn Monroe o Salvador Dalí, entre otros. Mucho más que animales de compañía, algunos fueron la inspiración para su arte.
· Marilyn Monroe y Maf
¿Sabías que Marilyn Monroe llegó a tener seis perros, un caballo, un periquito y un gato persa como animales de compañía durante su vida? Sin embargo, una mascota fue el amigo inseparable del icono de belleza: Maf, un caniche color blanco que le regaló el cantante Frank Sinatra en Nueva York.
Según se recoge en el diario de la actriz, este perro vivió con Marilyn hasta el día de su muerte como su única compañía. Posteriormente, Frank Sinatra recuperó al caniche y se lo regaló a su secretaria Gloria Lovell.
· Alfred Hitchcock y Sarah
El director de cine y productor británico tuvo, a lo largo de su vida, varios sealyham terrier, una raza poco común proveniente de Gales. Aunque el cineasta amó a todos sus animales de compañía, hubo uno con el que mantuvo una relación muy especial: Sarah.
Sarah fue la última mascota de Alfred Hitchcok y según cuentan quienes trabajaron con el director, siempre se la vio junto al cineasta en los sets de grabación de sus películas.
· Pablo Picasso y Lump
Picasso fue un artista malagueño que fascinó a todo el mundo con su creatividad y con sus pinturas y, lo mejor de todo, ¡era un gran apasionado de los perros!
El pintor tuvo varios canes a lo largo de su vida. Según recogen sus biógrafos, la vida de Picasso estaba llena de perros tales como pastores alemanes, galgos, dálmatas e incluso bóxers. Sin embargo, solo hubo un perro al que el pintor permitía cualquier capricho: Lump. Este perro salchicha enamoró al artista en París y fue el animal que le inspiró en más de una obra de arte.
· Salvador Dalí y Babou
El surrealista catalán tuvo varias mascotas verdaderamente «surrealistas». Entre su colección de animales exóticos destacaron un oso hormiguero, un grupo de cisnes y un ocelote.
Éste último se llamaba Babou y fue, sin duda, su mascota fetiche. Según cuentan sus allegados, Dalí llevaba a este felino a todas partes: desde cruceros hasta hoteles como The Westin Palace en Madrid.