Las uñas de los perros están expuestas continuamente a los distintos factores externos, lo que hace que a veces sufran determinados daños. Por ejemplo, son muchas las causas por las que la uña de un perro puede inflamarse. Resumimos las más frecuentes y te explicamos cómo actuar.
Causas comunes
Una uña inflamada puede tener su origen en varios motivos. Los más habituales son:
1. Bacterias y hongos
2. Uña rota
3. Lesión o arañazo
4. Picadura de insecto
5. Uña torcida
Hay que resaltar que cualquier pequeña lesión en la uña de un perro requiere atención veterinaria, pues su interior está recorrido por un nervio que, de resultar dañado, puede dar lugar a problemas mayores.
¿Qué hacer?
Lo peor que podemos hacer en este caso es tratar de cortar o curar la uña nosotros mismos, ya que podríamos ocasionar más daño. Ante una uña hinchada hay que acudir al veterinario, pues dependiendo del origen del problema impondrá un tratamiento u otro.
Por ejemplo, cuando se trata de una rotura, suelen ser necesarios unos días de antibióticos, baños de sal y la administración de alguna pomada desinfectante. En otros casos más graves como aquellos producidos por la tiña, el tratamiento ha de ser más duradero e intenso. Es el especialista quien debe decidir cómo proceder.
Regeneración de la uña
Pero, en caso de rotura… ¿se regenera la uña del perro? En la gran mayoría de los casos, sí. Incluso si el veterinario se ve en la obligación de extraerla, lo más común es que vuelva a crecer sin problemas. Eso sí, el proceso habrá de estar supervisado atentamente por el experto.