Pollitos de colores: por qué no debes comprarlos

Seguro que alguna vez has visto pollitos de colores a la venta en los mercadillos callejeros. Pueden parecer graciosos, pero el proceso que sufren para adquirir estos tonos no tiene nada de gracia. Te damos razones muy poderosas para no comprarlos.

Un maltrato feroz
El procedimiento no es agradable. Se mete a estos pollitos dentro de un cubo lleno de agua caliente y tinte, donde se les ‘amasa’ hasta que adquieren el tono deseado. El manejo es tan brusco que las alas y patas de muchos de ellos se quiebran. Además, muchos mueren por la toxicidad del producto.

Una vez teñidos, son almacenados en jaulas y cajas diminutas, donde se hieren accidentalmente con el pico y las patas. Por si esto no fuera suficiente, son trasladados a los mercadillos y expuestos al sol durante horas, donde muchos de ellos acaban muriendo.

Peligrosos para los niños
Estos tintes también son tóxicos para las personas. Estos pollitos suelen ser comprados como mascotas para niños, que los besan y se llevan las manos a la boca después de acariciarlos. Esto puede dar lugar a graves infecciones e intoxicaciones.

Por no hablar del trauma que supone para ellos ver cómo su mascota muere a los pocos días de llevarla a casa, ya que esto es lo que suele ocurrir en la mayoría de los casos.

Cómo evitarlo
Debemos ser conscientes de lo que nuestra compra supone para estos animales. No alimentemos este negocio tan turbio. Sin demanda, acabará esta situación.

Afortunadamente la conciencia sobre el bienestar animal es cada vez mayor y ciudades como Beirut (El Líbano) ya han prohibido la venta de los pollos teñidos. Sin embargo, aún podemos encontrarlos en los mercadillos callejeros de países como España, Colombia, México y China.

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