Los perros adoran los huesos, ¿pero sabías que este alimento puede ser perjudicial para su salud? A continuación, las razones por las que no deberías dar huesos a tu mascota según los expertos en nutrición canina.
· Desgaste dental
La masticación de los huesos puede provocar rotura en los dientes del animal, incluso desgaste dental que puede llegar a ser muy doloroso.
· Lesiones bucales
Otro riesgo a tener en cuenta es que los huesos, sobre todo los de pollo y conejo, se astillan en el interior de la boca del perro y pueden clavarse en su garganta. ¿Resultado? Lesiones bucales e infecciones.
· Perforación esófago
Una de las consecuencias más graves de dar huesos a los perros es que el esófago puede quedar bloqueado. Esto puede provocar dificultades a la hora de respirar. En este caso, la única solución es la intervención quirúrgica.
· Problemas digestivos
Otro de los peligros es que se produzcan perforaciones en los órganos internos del sistema digestivo, sobre todo en los perros que engullen y no acaban de trocear el hueso.
Qué huesos están permitidos
Si quieres dar huesos a tu perro, debes cuidar mucho qué tipo ofrecerle. Para ello, debes tener en cuenta los siguientes factores:
· Olvídate de huesos pequeños o que puedan astillarse como los huesos de aves o de cordero.
· Cualquier hueso crudo es apto para que se lo coma el perro. Estos huesos se ablandan con el masticado y el salivado y, junto a la carne, se convierten en una pasta que no supone un peligro para el tracto digestivo del perro.
· Los juguetes comestibles son la mejor solución para perros que les gusta morder y masticar. En el mercado puedes encontrar numerosas alternativas: desde huesos prensados con sabor a carne a juguetes como el Kong.